El momento histórico que estamos viviendo ya no es el mismo de antes, pues nos toca despedir una docencia universitaria tradicional, donde se privilegia entre otras cosas: el memorismo, el aprendizaje enciclopédico, la enseñanza mecanicista y simplista, el pensamiento hipotético-deductivo y la transmisibilidad del conocimiento, para darle paso a una nueva docencia universitaria cónsona con la complejidad del siglo XXI, que trasciende el acto de enseñar, pues es creativa, comprensiva, crítica, sensible y emancipadora, que requiere de “(…) nuevas formas de aprender, comunicar, valorar y empalmar con la realidad”. (Giroux, 2008:14)
En este sentido, uno de los retos de la docencia universitaria del por-venir es procurar el desarrollo del ser. Esto implica que la universidad debe ofrecer posibilidades para el desarrollo humano demostrando su amor y la confianza en las capacidades de su personal, pues “la educación del futuro deberá ser una enseñanza primera y universal centrada en la condición humana”. (Morín, 2001:21). Luego quienes decidan ser docentes universitarios, deberán pensar y repensar en la toma de conciencia de lo que implica ser docente en el momento que estamos viviendo.
Otro de los retos a nivel mundial, es que los docentes universitarios brinden un servicio educativo de calidad, aunado a la mejora de sus condiciones de trabajo y su situación social, lo cual constituye uno de los acuerdos mundiales más recientes en torno a la docencia universitaria, contemplado en la Recomendación relativa a la Condición del Personal Docente de la Enseñanza Superior (1997) y a la Declaración Mundial sobre la Educación Superior del Siglo XXI (1998), que abarca aspectos tales como: la formación permanente, desarrollo de competencias didacticos-pedagógicas, la incorporación y uso de las Tecnologìas de Infomación y Comunicación (TIC) en su praxis, la movilidad nacional e internacional y otras. No obstante, su aplicabilidad depende de las políticas gubernamentales en materia educativa y de las prioridades de cada país a fin de lograr docentes competentes y altamente calificados, responsables, críticos y autómomos que fomenten el desarrollo del individuo y el progreso de la sociedad.
Desde el contexto latinoamericano, el desafío consiste en crear una ruptura a pensamiento hegemónico que ha instaurado un modelo educativo foráneo, discordante a las necesidades de cada periodo épocal, aunado a una forma única de hacer ciencia. Hecho, que a nivel de la docencia devela una crisis epistémica que profundiza la crisis universitaria en cuanto a su razón de ser que conllevan a cuestionar y reflexionar lo que significa hacer docencia universitaria en cada contexto local y su futuro inmediato, puesto que se carece de un fundamento epistémico que responda a nuestra idiosincracia como pueblos y a la dinámica contemporánea.
Es por ello, que hoy día urge reforma epistemica en la docencia universitaria que genere una actitud crítica, reflexiva y creativa ante las circunstancias que lo rodean, porque “sin reforma del conocimiento, no hay reforma universitaria” (Lanz y Fergunson, 2011). En este sentido, urge la conformación de docencia universitaria otra que se corresponda ante esta nueva era planetaria transcompleja.
Para ello, los docentes universitarios debemos migrar de lo informativo a lo formativo, de lo unidireccional a lo bidireccional, de lo particular a lo cotidiano, así como también debemos estar dotados de herramientas didácticas y pedagógicas para la formulación y puesta en práctica de los planes de trabajo, que se logra con una formación integral y trascendental que es ética, estética, valórica, humanista, sensible, tecnológica, crítica, intersubjetiva, científica y comprometida que suscita una nueva actitud frente al conocimiento y que dirige esfuerzos hacia el ser, para alcanzar esa docencia universitaria otra que queremos.
Como vemos, los desafíos que plantea la docencia universitaria del por-venir, son muchos, pero la esperanza del cambio está en aquellos quienes marcan la diferencia. De ahí, que cada nuevo día los docentes universitarios debemos preguntarnos ¿Qué puedo hacer diferente hoy? Ese pudiera ser un gran comienzo.
Referencias
Giroux, H. (2008). La Universidad Secuestrada: El Reto de confrontar a la alianza Militar-Industrial-Académica. Caracas: Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior
Morín, E. (2001). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Barcelona: Paidós
UNESCO (1997). Recomendación relativa a la Condición del Personal Docente de la Enseñanza Superior. Noviembre de 1997. Recuperado de: http://portal.unesco.org/es/ev.php-URL_ID=13144&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html
UNESCO (1998). La educación superior en el siglo XXI: Visión y acción. Conferencia Mundial sobre la Educación Superior. Tomo I. Octubre de 1998. Recuperado de: http://unesdoc.unesco.org/images/0011/001163/116345s.pdf
Profesión: Profesora e Investigadora de la Universidad de Oriente
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